martes, 12 de abril de 2011

Primeros lectores. Roberta, una tía que se las trae



Editorial Lúdico salió a la calle con el segundo título de lo que promete ser una saga para primeros lectores a tener en cuenta. Escritos por Javiera Gutiérrez en clave de poesía, estos libros se organizan alrededor de los dislates que provoca la tía Roberta, un personaje tan distraído que no se da cuenta de lo que hace y deshace. El narrador es su sobrino, que la entiende y siempre encuentra la manera de ayudarla sin herir sus sentimientos.


En Una mascota para tía Roberta, el primero de los libros, editado en 2010, el sobrino cree que falta algo en la casa de Roberta, a pesar de estar repleta de adornos, tacitas, cuadros y manteles; a pesar de estar en todo momento limpia, prolija y ordenada. Así es como se le ocurre una idea para que la tía deje de empuñar el plumero por un rato, pero tendrá que hacerlo con cautela si no quiere malograrla de antemano. Y si bien los pequeños lectores comparten este secreto desde el principio, el texto mantiene la intriga hasta el final, en un verdadero pacto de complicidad lectora.


En Tía Roberta necesita anteojos, el segundo flamante libro, el narrador descubre que a Roberta le está pasando algo grave. Algo que le hace confundir manzanas con ovillos de lana y esperar colectivos equivocados. ¿Pero cómo hacer para que ella comprenda que debe ir al oculista? Igual que la primera vez, el chico se las va a ingeniar para que tía Roberta decida calzarse un buen par de anteojos sobre su nariz y vuelva a ver el mundo tal cual es.


La elección de la rima y el verso corto les confiere a estos dos textos una musicalidad apreciada por los lectores de esta etapa evolutiva, en la que las palabras son objeto de experimentación y juego. Por su parte, las ilustraciones de Adriana Kesselman presentan multiplicidad de detalles invitando a los lectores a explorarlas con detenimiento, a la vez que refuerzan el humor.